El 33% de los estudiantes universitarios no finaliza el grado

El abandono escolar es uno de los lastres que lleva al sistema educativo español a estar en posiciones pésimas en clasificaciones a nivel europeo y mundial. Según el informe Fracaso escolar y abandono educativo de CCOO realizado en junio de 2018, hasta el año 2008 la mayoría de los jóvenes en situación de Abandono Educativo Temprano (AET), tenían título de ESO, pero no querían o no podían seguir estudiando. Otro informe que aporta más datos a esta realidad es Abandono temprano de la educación y la formación y fracaso escolar: diagnóstico y propuestas, según el cual el abandono temprano de la educación y la formación se ha reducido hasta en 13 puntos porcentuales entre 2002 y 2008 en España. La mejora es evidente, pero en la actualidad el índice se encuentra en un 17,9 por ciento, cuando la media de la UE está en un 10,6 por ciento.

Las cifras relativas al abandono en el ámbito universitario siguen prácticamente por el mismo camino. La fundación BBVA y el Ivie realizaron un estudio sobre el sistema universitario, U-Ranking, cuyos datos indican que el 33 por ciento de los estudiantes que inician un grado universitario no lo finaliza. De ellos, un 21 por ciento deja la universidad y un 12 por ciento se cambia de carrera.

Traducido a los costes, estas cifras suponen que los abandonos desaprovechan el 12 por ciento del gasto en universidades públicas y privadas, cerca de 1.000 millones de euros anuales, ya sean procedentes de instituciones públicas o de las familias. En total, abandonarían unos 125.000 alumnos (77.000 en el primer curso, 32.000 en el segundo y más de 16.000 estudiantes acumulan el gasto durante tres cursos).

Diferencias por regiones

Las causas que según este informe se atribuyen a este abandono del sistema universitario español son diversas. Varían desde una mala orientación a los jóvenes a la hora de elegir la carrera; una formación deficiente de los estudiantes que llegan a las facultades; un bajo rendimiento académico por falta de capacidad, esfuerzo o motivación o un nivel de exigencia inadecuado. Las cifras del abandono universitario cambian hasta un 19 por ciento según la comunidad autónoma.

En este contexto, Castilla y León es la región con menor tasa de renuncia, con un 19 por ciento del total de sus alumnos, mientras que en Canarias la cifra asciende hasta el 38 por ciento. Se sitúan por debajo de la media en tasa de abandono de los grados los sistemas universitarios de Navarra, con un 22,2 por ciento, Madrid, con el 23,1 por ciento, País Vasco, con el 23,2 por ciento y Galicia con el 26,5 por ciento.

Esta realidad afecta al 26,5 por ciento en las universidades presenciales. De este dato, el 14,3 por ciento lo hace para dejar la universidad y el 12,2 por ciento para cursar otros estudios.

El porcentaje es muy superior en las universidades no presenciales o a distancia, donde la mayoría de los estudiantes, concretamente el 62 por ciento, no termina el grado en el que se matriculó inicialmente, y más de la mitad, el 51,5 por ciento deja la universidad sin titular. Esta clasificación la encabeza la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), siguiéndole la Universidad a Distancia de Madrid (Udima) y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), también no presenciales. Las instituciones educativas privadas presentan menos abandono, dado que tienen un sistema propio de admisión y el porcentaje de estudiantes que está cursando el grado que desea es superior al promedio del sistema público. El informe, además, apunta a que las universidades privadas hacen un seguimiento más cercano de sus estudiantes previniendo así cifras altas de abandono.

Mejor seguimiento

Las diferencias que apuntan los expertos oscilan entre una menor libertad a la hora de escoger el grado, al factor económico, la exigencia académica o al acompañamiento de los alumnos. Desde el Ivie indican que la diferencia entre el abandono de la pública y la privada está en que es posible que la privada esté gestionando mejor el rendimiento académico y el seguimiento de sus estudiantes.

La titulación que cursa cada estudiante es otro de los aspectos que influye en la mayor o menor probabilidad de que deje la carrera o se cambie de grado. Las ramas de ingeniería o arquitectura tienen una elevada tasa de abandono que gira en torno al 36 por ciento, según este estudio.

Les siguen las carreras del ámbito de las Artes, Ciencias y Humanidades, en las que se registra la mayor tasa de renuncia en las ramas jurídicas. En el ámbito de la salud, el nivel de abandono de estos grados oscila el 15 por ciento. Una de las razones que explican los analistas de este informe es que los alumnos que cursan carreras que fueron su primera opción y que tienen notas de corte más altas están más motivados por lo que su idea de dejar la carrera es más baja.

Reflexión

El abandono debe tratarse como una prioridad del sistema educativo entre el Estado, las Comunidades Autónomas y las universidades, que son las que tienen un contacto directo con los estudiantes. Con el fin último de reducir lo máximo posible la cifra, es necesario hacer un seguimiento de la orientación de los alumnos, de la formación y de la política de becas y ayudas. No solo es relevante la orientación formativa, sino también la situación del mercado actual y que mejoren las relaciones entre la educación superior y las empresas.

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