Los titulados universitarios son los egresados más empleables

En un entorno en el que el mercado laboral exige cada vez más formación y especialización, la educación universitaria representa una fuerte inversión que hace que los titulados sean más empleables, aumentando su potencial productivo. Esta es una de las principales características extraídas del informe «La contribución socioeconómica del Sistema Universitario Español«, realizado por Crue Universidades Españolas y la Conferencia de Consejos Sociales.

Los trabajadores con estudios superiores se encuentran en una posición más favorable en el mercado laboral, gracias a su mayor capacidad de aprendizaje y la consiguiente reducción de los costes de formación en el trabajo.

El principal factor que actúa en el proceso de inserción laboral de los universitarios es el capital humano. No obstante, también influye la situación cíclica que atraviese la economía, el dinamismo de las empresas, la especialización sectorial y su orientación hacia actividades de tecnología alta. El sistema universitario español ha sido criticado en los últimos años por su escasa relación con el mercado laboral, lo que hace que muchos estudiantes no se sientan preparados para introducirse en un puesto de trabajo al acabar el grado universitario por su falta de experiencia.

Salario inferior

Uno de los puntos débiles del empleo español recae directamente en los salarios, que se encuentran por debajo de la media de la UE en prácticamente todos los grupos de edad. La ganancia media anual en la UE es un 22,5% superior a la de España. En comparación con el conjunto de la UE, en España las personas con estudios superiores cobran entre un 21,8% menos y un 29,9% menos los que disponen de títulos con máster y doctores. Está situación supone que este país sea menos atractivo a la hora de que estudiantes de otros países lo elijan para cursar sus estudios universitarios. La brecha se amplía si se compara con regiones como Luxemburgo, Dinamarca, Irlanda o Austria, en los que la diferencia salarial asciende en torno al 70% respecto a España. Todo esto se traduce en una menor demanda de formación universitaria, así como también en un aumento de flujo de salida de universitarios en busca de empleo fuera de las fronteras nacionales.

Sobrecualificación

En esta misma línea, la tasa de paro de las personas con estudios superiores ha sido de modo sistemático mayor que en la gran parte de las economías europeas. Según el informe, en la actualidad España pertenece al grupo donde menor es la tasa de empleo para ese colectivo y, de hecho, es el país donde mayor es su tasa de paro, solo por detrás de Grecia. No obstante, las tasas de paro de los universitarios han sido mucho menores que las del resto de la población, especialmente durante la crisis. Este análisis incide en que tener un título universitario supone contar con un seguro contra el desempleo respecto a carecer de él.

No todo son datos negativos, ya que en España el empleo de universitarios ha crecido de manera sustancial a lo largo de este siglo y el peso de los trabajadores con estudios superiores en la población ocupada supera ya el 42%. Esta subida se corresponde con el desarrollo de determinados servicios públicos, como la sanidad o la educación. Las personas con menores niveles de estudios padecen tasas de paro mucho mayores y se ven excluidas de la población ocupada. Además, se ha producido a lo largo del tiempo un incremento de la oferta relativa de trabajadores con mayor nivel educativo, reflejo del esfuerzo inversor en educación superior por parte de las familias y las administraciones públicas que ha afectado a las nuevas generaciones que se han ido incorporando al mercado de trabajo. No obstante, su inserción laboral ha producido que haya empleos que no requieren formación superior, desplazando a trabajadores con menor nivel educativo.

Todo esto se refleja en un problema de desajuste y sobrecualificación, es decir, ocupaciones que no requieren propiamente formación de tipo superior y podrían ser desempeñadas perfectamente por trabajadores con niveles de formación media o básica. En España, existe un 36,9% de los trabajadores con estudios superiores empleados en ocupaciones para las que no haría falta tanta formación. De hecho, según el estudio, este grado de sobrecualifcación está 14 puntos por encima de la media de la UE: es el país de la UE con uno de los mayores porcentajes en este índice, algo que ilustra perfectamente que se trate de uno de los rasgos negativos diferenciales del mercado español. 

Reflexión

Inexperiencia, sobrecualificación o salario bajo. Son algunas de las características que describen la última etapa de los universitarios españoles que, muchas veces, se extiende más de lo debido. Si antes de la llegada de la pandemia ya era un problema, hoy en día los estudiantes universitarios se enfrentan a un mercado laboral desequilibrado, que pierde el horizonte y que se sumerge en la mayor crisis económica que se ha conocido hasta el momento. Constancia, esfuerzo y trabajo ya no son los pilares que aseguren a los jóvenes un empleo. El vértigo y el miedo se ha apoderado de ellos sin que las figuras representativas les ofrezcan una alternativa. Y así nos va.

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